Maiden Voyage


Como declaración de intenciones aquí mi primer post dedicado a “Maiden Voyage” (1965), cuando justamente se cumplen 50 años de su lanzamiento. Hancock era un músico precoz con formación clásica que integraba el segundo quinteto archiconocido de Miles Davis (Miles-Hancock-Shorter-Miller-Williams). El joven Herbie no era un grumete cualquiera y zarpó para emprender su propio derrotero como pianista y compositor. Después del disco “Empyrean Isles” (1964) (ver Cataloupe Island), Hancock siguió con la misma formación explorando el jazz modal. Y es este estilo el que permite que los músicos floten libremente como organismos planctónicos por la armonía y melodía. Solo amparados por un par de acordes y estructuras sencillas. Pero hay un motivo al escoger este disco conceptual, “Maiden voyage” es el viaje inaugural de un barco, la iniciación en el océano y la atmósfera de este disco así lo recoge perfectamente.

El mar océano, tan temido como inspirador, se caracteriza por presentar variaciones u ondas en muchas escalas diferentes, ondas que se superponen, se anulan o cabalgan unas sobre otras. Estas van por ejemplo desde las olas a las mareas con periodicidades o frecuencias muy distintas. Las olas suelen tener un periodo de 10 segundos (cada 10 segundos llega una ola al rebalaje), sin embargo cuando se superponen varias olas (ondas en fase) las olas adquieren una altura mayor y llegan a la playa en series cada pocos minutos (“la serie” de los surferos). Las mareas suelen presentar dos ciclos diarios (dos pleamares al día) y las mareas vivas se dan cada dos semanas aproximadamente (ciclo lunar). 

Este disco a su vez tiene esa cadencia marina, los cortes se van alternando entre reposados y tormentosos como sucesivas mareas altas o bajas. Sin embargo dentro de un mismo corte, las melodías pueden ser calmadas y tarareables mientras que los solos son turbulentos como temporales, son sus propias subidas y bajadas cual olas dentro de la galerna. Particularmente destacaría el corte inicial,  un tema elegante donde los componentes lanzan ondas sonoras y espuma y maniobran dirigidos por el timón de Hancock. Uno no se puede cansar de oír como los pistones de Hubbard se marcan un solo hercúleo, verdadera perla del disco. 

Survival of the fittest” es un corte enérgico, se asemeja más a un gran banco de peces pelágicos siendo atacado desde todas direcciones: los alcatraces pican desde la altura, los delfines y los atunes atacan frenéticamente desde los flancos laterales mientas que finalmente una ballenas engulle al enjambre que se retuerce subiendo desde las profundidades. En el mar solo sobreviven los mejor adaptados. Finalmente, tras  una dura jornada en la mar, los navegantes vuelven a puerto siendo acompañados por los juguetones delfines (“Dolphin Dance”), símbolo de buena suerte para los antiguos marinos ya que significaba su acercamiento a las costas escapando de los dominios de Poseidón y su tridente.


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