La turbulenta mente de Mingus


Charles Mingus tenía, sin duda alguna, una personalidad turbulenta. Era un tipo de una sensibilidad exquisita, capaz de componer e interpretar las más sutiles melodías, capaz de tocar varios instrumentos y de construir, tras su admirado Ellington, la segunda discografía más productiva del jazz.  También eran conocidos sus ataques violentos, algunos de sus músicos sufrieron directamente su ira. Dentro de su depresión clínica podía alternar periodos de apatía con otros de una creatividad desbordada. Aparte de su violencia interior, Mingus vivía en un mundo tenso y racista y la forma que encontró para disipar la rabia y esa energía fueron sus composiciones, su activismo político.


Su forma de componer se centraba en los llamados “Jazz workshops” o talleres de Jazz. En estas reuniones de músicos, componía pensando en un intérprete en concreto y exponía las melodías al piano sin fijarlas en papel. Esta metodología buscaba no perder la espontaneidad, en hacer única y fluida cada grabación, fuera de cualquier rutina. Los músicos tenían completa libertad en la interpretación pero siempre respetando la idea inicial y volcándose en solos volcánicos, proyectando soul a gran distancia como rocas en la erupción. También se practicaba la improvisación colectiva sobre la base melódica y armónica propuesta, donde siempre el sumo sacerdote instigaba y animaba a los músicos, gritos y palmas en la liturgia jazzística. De esta forma, Mingus combatía el binomio de composición vs improvisación, de parte determinada contra la parte espontánea, navegando desde el puro góspel a los límites del free jazz más vanguardista.

Desde  una perspectiva antisimétrica, desde un punto de vista científico, se busca el entender o predecir el comportamiento de sistemas o procesos muy complejos: la destrucción ordenada y la reconstrucción comprensible, una especie de Frankenstein tras un ronqueo metódico. En muchos sistemas intervienen procesos estocásticos o no deterministas, los cuales se asumen que no se puede completamente predecir a priori. Un ejemplo de esto serían los movimientos turbulentos en los fluidos. Para describir este proceso se hace uso de una parte determinista o flujo medio y parte fluctuante debido a la turbulencia. Una parte prescrita y definida frente a la improvisación y la espontaneidad, un caos determinista. De estos procesos antiparalelos ha hecho uso la mente humana para crear y destruir; quizás también intentar simular la perfección de la naturaleza. Una ecuación que describe el movimiento de un río, aun teniendo su belleza intrínseca, probablemente nunca será tan perfecta como el río en sí, siempre será un Frankenstein torpe pero con su corazón. Y es que, como dijo John Coltrane: 


<<All a musician can do is to get closer to the sources of nature, and so feel that he is in communion with the natural laws.>>


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1 comentario :

  1. Buena Ornitorrincon.gran simil, su disco Changes 2 es como el tifon que me esta esperando en Manila, un vortice caotico que gira endemoniado en un sentido predecible. Recomiendo también el disco que hizo Joni Mitchell (una folkie!) dedicado a Mingus al poco de morir este. Las clavas, colega.

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